Técnica,
creatividad y sensatez se dan la mano en la cocina de Manuel Ramírez, un chef
con los pies en la tierra que revela en sus platos su manifiesta pasión por los
sabores y aromas mediterráneos y por el producto fresco y de calidad. Tanto es
así que nutre sus creaciones de temporada con las verduras, hortalizas, frutas y
especias 100% naturales procedentes de un huerto de cultivo ecológico integrado
en la misma finca de La Boella.
Para
empezar recomiendo un plato compuesto por una selección de verduras (judía fina, calabacín, espinaca,
zanahoria, habas, guisantes, espárragos verdes, alcachofa y bisalto) hervidas
al dente y regadas con el aceite arbosana La Boella. Un auténtico placer
mediterráneo. También vale la pena degustar el foie-gras mi-cuit hecho en casa.
Su textura y sabor explotarán todos tus sentidos.
Seguimos con unos langostinos con salsa de naranja de La Boella. Una
combinación muy curiosa pero efectiva. Y después de la verdura y pescado tocaba
la carne. Un cochinillo con parmentier
de patatas y peras al vino. Ya deshuesado, con su piel crujiente, muy
correcto.
Terminamos
con un bizcocho de aceite con texturas
de piña. Realmente rico, muy esponjoso.
A esta amplia y sugerente oferta hay que
sumarle el incomparable marco en que se encuentra el restaurante. Situado en
medio de una finca de olivares, el restaurante Espai Fortuny, que sienta sus
cimientos en una antigua masía catalana del siglo XII, ofrece un ambiente casi
mágico. Su singular terraza se esconde dentro de un coqueto jardín privado
rodeado de vegetación y coronado por una majestuosa fontana. Sin duda un
auténtico oasis, que ofrece además la posibilidad de cenar bajo un porche, en
el centro del cual se abre un templete que se convierte en un exclusivo
reservado para las ocasiones más especiales.
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