viernes, 25 de enero de 2013

Territorio para carnívoros


Hace unos días fuí a comer al restaurante Casa Paloma, un referente gastronómico en Barcelona ya que desde su apertura, hace poco más de un año, ha conseguido posicionarse como protagonista de las nuevas tendencias culinarias de la ciudad.


Casa Paloma es un restaurante para degustar y disfrutar de las carnes y entrantes elaborados con las materias primas de más alta calidad. Una apuesta cosmopolita y sabrosa que se completa con una cuidada selección de vinos.

Los entrantes valen mucho la pena. Recomiendo las croquetas de jamón y ternera o las patatas chips San Nicasio con vinagre de tomate. Ideales para acompañar al vermouth.


La parilla argentina, de gran tradición en todo el mundo, es uno de los pilares de su carta, sin olvidar los tartare de carne o pescado. Aunque la filosofia de Casa Paloma es que el comensal pueda degustar de las carnes al natural, elaboradas en parilla de carbón de quebracho, se preparan salsas y acompañamientos artesanos de grandes viandas.

Me decidí por un solomillo Angus. Se trata de una raza originaria de Irlanda, implantada desde 1920 en los pastos argentinos, novillos hembras de dos años de edad que pastorean en libre desplazamiento a campo abierto, hecho que otorga que sus carnes sean las más bajas en grasas y colesterol. Es una carne de sabor sutil que con el acompañamiento del puré de patatas y las cebollitas glaseadas hacen un plato cinco estrellas.



Los postres son muy tradicionales y típicos pero muy bien elaborados. Destaca por su sabor el yogurt de la casa.


Espacios versátiles

Casa Paloma no es sólo un comedor, se trata de un lugar de encuentro para degustar un buen ágape o para tomar una copa. Un gran espacio, dos plantas, tres posibilidades.

El comedor, con una estética industrial y grandes ventanales, se caracteriza por el confort y la discreción entre mesas debido a su amplitud.



En la misma planta que acoge el restaurante, se encuentra La Barra del Tartare, un rincón al más puro estilo japonés, donde se corta, sazona y presenta cada tartare, a la vista del cliente.



Y para redondear un buen encuentro, Casa Paloma dispone de un pub en la planta sótano. Un espacio decorado con calidez e idóneo para relajarse, conversar y tomar una copa con buena música de fondo.

Sin duda, un restaurante con referencias y elementos de estilo en apariencia dispares que mezclados de manera inteligente dan como resultado un espacio que no deja indiferente a nadie.








martes, 22 de enero de 2013

Café Emma: platos franceses con un toque local


La larga amistad que une a los chefs franceses Romain Fornell y Michel Sarran, les hizo plantearse hace tiempo un proyecto común. Las ganas de hacer algo juntos les llevó a la apertura del restaurante Café Emma.
El restaurante te transporta en un bistró francés, en el que se sirven “platillos” de forma rápida y con precios asequibles. Una cocina que mezcla la cocina francesa con los gustos locales e internacionales.




Café Emma es un lugar tranquilo, relajado y discreto. Donde te sentirás como en casa. Un espacio cálido y confortable pensado para personas de buen paladar.
El restaurante, ubicado en la calle Pau Claris, tiene tres espacios diferenciados, un primero en la entrada que funciona de terraza, seguido de la barra, y un tercero donde está situado el comedor. Cuenta además de una barra de ostras.

En la carta de Café Emma hay una gran variedad de platos que invitan a un viaje en el tiempo. Contiene 6 apartados que incluyen 50 especialidades saladas y 14 dulces.
Para empezar son magníficas las ostras de Daniel Sorlut, en particular las número 4. Como entrante unos deliciosos huevos benedictine con salmón ahumado que reivindican sus orígenes franceses pero sin prescindir de toques contemporáneos.

Para continuar con la experiencia gustativa recomiendo un sabroso tartar de buey al parmesano elaborado con productos de mercado de alta calidad y acompañado de unas buenas y crujientes patatas fritas.

También hace falta destacar la aceptable cazuela de confit de pato y el magnífico foie gras poêles con cruemble y manzana verde.


Para finalizar una tarta tatin, de más que mejorables texturas, tanto la base como la manzana, eso sí, acompañada por un excelente helado de nata al Calvados.